En ocasiones, nuestros platos se quedan faltos de sabor, sosos, algo que ni siquiera la sal puede arreglar. Pocas cosas molestan más que una comida echada a perder. Nos gusta que el resultado de nuestra cocina sea un plato con mucho sabor, una experiencia que deleite los paladares de todos aquellos que lo prueban. Esta es exactamente la función de las salsas.
Aunque pueda parecer cumpla como mero acompañante, en muchas ocasiones las salsas toman el control del sabor para convertirse en las verdaderas protagonistas. Sin embargo, no es el único objetivo de salsas ya que existen ejemplos de cómo estas hacen las veces de elemento decorativo, dándole mayor importancia a su color y textura.
Por suerte, la variedad es inmensa. Y aunque existe un número determinado de salsas comúnmente conocidas, su elaboración y la de tantas otras suponen un detalle muy personal de cada uno. Al fin y al cabo, cada persona prepara sus propias recetas a su manera, con sus tiempos y matices preferidos.
En cuanto a su preparación, a veces la propia salsa forma parte del plato que se está elaborando. Se suele servir en salsera, aparte del plato principal, para que cada uno se eche a su gusto. Las salsas con personalidad propia precisan por otro lado una elaboración aparte. Eso sí, como si de un maridaje se tratara, no todas las salsas casan con todos los platos, ni mucho menos. Las diferentes texturas, ingredientes, sabores y aromas condicionan totalmente el plato al que acompaña así como el sabor final derivado de la combinación entre ambos.
Como ya hemos comentado existen infinidad de salsas por lo que vamos a exponer qué usos se suelen dar más allá de los tradicionales como la salsa rosa para patatas y langostinos o la salsa boloñesa para la pasta.
Ensaladas
Para acompañar las ensaladas y salirnos un poco del típico aliño de aceite y vinagre podamos optar por salsas como la rosa y de yogur, elaboradas en base a mayonesa y yogur natural, respectivamente. Por otro lado podemos preparar nuestra propia salsa césar con huevo, vinagre, aceite, ajo, limón, anchoas y mostaza.
Otro de las salsas con las que innovar con ensalada utiliza el vinagre como base. Una mezcla de este producto con mostaza o incluso con miel puede darle un sabor exótico a tu plato. Si bien el vinagre es muy potente hay que ser moderado en la cantidad a añadir.
Pastas
Los famosos platos italianos son también un excelente campo de pruebas para nuestras salsas caseras. Además de las tradicionales salsas boloñesa y carbonara podemos probar otras mezclas. Para los amantes del queso, por ejemplo, elaborar una salsa 4 quesos con los favoritos de cada uno es una apuesta segura. Por ejemplo, una salsa hecha a base de mozzarella, queso azul, queso de cabra y parmesano.
Si por otra parte quisiéramos darle un toque verde a nuestra pasta podríamos optar por una salsa de pesto u otra de verduras que mezcle calabacín, zanahoria, berenjena, pimiento rojo, tomate natural y cebolla. Para darle cierta consistencia sin que esté extremadamente densa conviene añadir medio vaso de vino tinto, así como aceite de oliva y, por supuesto, picar bien los ingredientes.
Carnes y pescados
Dentro de la enorme variedad existente de carnes y pescados encontramos algunos que no necesitan o, al menos, no solemos acompañar con salsas con el fin de no solapar el propio sabor del filete. En otras ocasiones, sin embargo, la salsa ayuda a potenciar su sabor o crear una mezcla todavía más deliciosa para nuestro paladar.
En el caso de las carnes, algunas de las salsas que mejor casan son la barbacoa, roquefort o de setas. Si estás dispuesto a innovar, sorprende a tu familia con una salsa chimichurri, la salsa Oporto hecha a base de vino o la receta inglesa de salsa Gloucester, elaborada a partir de mayonesa, salsa “Lea & Perrins”, crema agria, eneldo y jugo de limón.
Para el pescado conviene usar salsas ligeras con mucha personalidad. La salsa verde, por ejemplo, elaborada a partir de aceite de oliva, zumo de limón y de naranja, cebolleta, menta fresca y alcaparras, entre otros. La salsa de anchoas, vinagreta de azafrán o la salsa rusa, hecha a base de champiñones, nata líquida, queso de crema y eneldo también llenarán de sabor a tus platos de mar.