A mediados de enero, poco después de que termine la Navidad, ya se empiezan a escuchar algunas voces que hablan de la ‘Operación Bikini’. Y, aunque todavía nos pueda quedar un poco lejos, no es ninguna tontería pensar en nuestra dieta tras habernos atiborrado de comida durante la temporada navideña. En estos días hemos decidido darnos más de un capricho para aprovechar bien las reuniones con familiares y amigos.
Es posible, por tanto, que muchos hayamos acabado con algún kilo de más. Tras la Navidad llega el momento de bajar el ritmo y volver a un estilo de vida saludable y sin excesos. Es el momento de darle un pequeño descanso a la cocina y a nuestro estómago mediante la preparación de menús ligeros que nos ayuden poco a poco a superar el empacho navideño.
Para empezar el día
Empezar el día con energía no se traduce en un atracón de dulces que nos haga llegar pesados a la comida del mediodía. El desayuno también puede ser variado y ligero. Por ejemplo, para acompañar al café o al vaso de leche mañanero podemos incluir una tostada de aceite de oliva y tomate junto con una pieza de fruta. Otra opción menos conocida pero muy nutritiva sería la de nueces con queso fresco. Si, por el contrario, te gustan más los cereales, acompaña a tu tazón de leche con copos de avena o aquellos que más te gusten.
Sea cual sea tu elección, la fruta es el alimento más recomendable para sumar a tus desayunos. Es importante no comer para llenarse porque será contraproducente para tu salud y las comidas posteriores. No cabe ninguna duda de que el desayuno puede ser equilibrado, ligero y delicioso al mismo tiempo.
Comida del mediodía
Este es otro de los momentos en los que solemos comer de manera abundante ante las muchas horas que quedan hasta la cena. Tras las navidades es el momento de preparar menús fáciles de llevar para que volvamos poco a poco a nuestro estado de antes de las fiestas. Lo primero es escoger entre la opción de plato único o acompañado de un primer plato. En el caso de que la segunda alternativa podrías empezar por una rica y variada ensalada. Ejerciendo un control sobre la palabra “variada” ya que si empiezas a mezclar muchos ingredientes, el plato no tendrá nada de ligero.
Es preferible escoger la alternativa de plato único y sumar un pequeño postre. Para ese plato principal podemos optar por un guiso de conejo con zanahoria y broccoli, un guiso de lentejas o un plato de garbanzos con huevo duro y cebolla, por ejemplo. Las legumbres son un alimento de alto nivel nutritivo y saludable. Un plato de pasta contundente, pescado o un trozo de carne con su guarnición son otras de las opciones para pasar sin hincharte la comida del mediodía.
Es importante reducir el consumo de carnes procesadas. Habitualmente habremos abusado de estos alimentos durante las navidades. No obstante, nuestro estómago tarda más en digerirlos. Por tanto, reducir su consumo es una buena forma de darle un pequeño descanso. Del mismo modo se recomienda reducir la cantidad semanal que comemos carnes rojas. En su lugar podemos disfrutar de carnes blancas como pavo, pollo, etc. o pescados.
La cena
Durante todo el año, algo que no solemos cumplir en Navidad, es muy poco conveniente marcharse a la cama con el estómago lleno. Por esa razón es aconsejable no comer más de un plato por la noche y que, además, sea ligero. Una ensalada, algún pescado, pechugas de pollo, una sopa casera, fruta o incluso un tazón de cereales son algunas de las opciones a barajar para no irnos a la cama con el estómago vacío, ni lleno.