Cómo comportarse en la mesa
Desde pequeños nos han enseñado ciertas pautas de educación para aplicar cuando estamos sentados en la mesa. Muchas de ellas se fueron convirtiendo en actos involuntarios hasta formar parte de nuestros hábitos diarios. Otras, sin embargo las hemos ido perdiendo con el tiempo y quizá ni siquiera hoy en día seamos consciente de que las estamos incumpliendo.
En nuestra propia casa, con nuestra familia, algunas de estas normas pueden parecer superfluas, pues la confianza es algo que parece justificar nuestros modales. El problema está en que convertir esos malos hábitos en un acto inconsciente nos puede comprometer cuando recibimos a gente en nuestra casa o vamos a comer fuera.
Cuando nos sentemos a comer
Un requisito imprescindible a la hora de sentarse a la mesa es hacerlo limpio. Tanto la vestimenta como nuestro aspecto personal deben transmitir una sensación de higiene. No solo por ellos, sino por nosotros mismos. A lo largo del día tocamos muchos objetos tanto en casa como en la calle, nuestras manos se llenan de bacterias y, si no nos las lavamos, pueden acabar en nuestra boca.
Siguiendo con nuestra salud es importante no subestimar la manera en la que nos sentamos. Colocar bien la espalda, recta y apoyada en el respaldo –sin excesiva rigidez-, y no subir la pierna al asiento. De otra forma podríamos encontrarnos con problemas de espalda a largo plazo.
También al sentarse se ha de tener en cuenta que los móviles u otros aparatos electrónicos no se ponen encima de la mesa. Y si los llevamos en el bolsillo y no esperamos urgencia alguna, mejor con alertas en silencio para no interrumpir la comida.
Si estamos actuando como anfitriones ante varios invitados recordar que los cubiertos se ordenan de afuera a adentro. Cuchillo y cuchara –si la hubiese- a la derecha del plato y el tenedor a la izquierda. Cuando nos sentemos, colocar la servilleta en el regazo.
Durante la comida
Poco hace falta explicar sobre el uso de los cubiertos, más allá de que nunca se debe chupar un cuchillo. No ocurre así con cómo se deben emplear las manos. Esto es, considerar siempre que no se come con las manos, tampoco hay que usarlas para untar el pan y, desde luego, nunca hay que chuparse las dedos ni utilizar las uñas para “limpiarnos” los dientes. Por otro lado, al igual que no se habla con la boca llena, también tenemos que tener cuidado con no gesticular mucho con las manos. Y si tenemos los cubiertos cogidos, no gesticular nada.
En la mesa se permite apoyar los antebrazos, no los codos. Sin embargo, estos pueden apoyarse una vez hayan terminado todos de comer, durante la sobremesa. Además, cuando comamos con más gente hay que recordar no pasar los brazos por delante de ellos para coger una salsera, fuente de comida o lo que sea.
El ansia no es tampoco buena consejera. Puede que tengamos mucha hambre o que queramos apurar hasta la última gota de líquido que reste en nuestra copa, pero nos lo debemos guardar para nosotros mismos. Tampoco es respetuoso comer de manera acelerada o comer muy despacio obligando a que los demás nos tengan que esperar.
Relacionado con lo anterior, a veces ocurre que queremos ponernos un poco más de comida en el plato o bebida en la copa. En ese caso, es preciso preguntar antes de hacerlo. Si todavía queda suficiente comida o bebida, ofrécete a echar a los que estén a tu alrededor. Si apenas queda para un par de raciones, asegúrate de que nadie más quiere. Y en cualquier caso, nunca pinchar o meter tus cubiertos en plato ajeno.
En el caso contrario, cuando alguien se ofrece y hace el gesto para servirnos, si no queremos hay que decirlo de manera verbal. Nunca se debe cubrir el vaso o la copa con la mano para impedirlo.
Conversar en la mesa
La mejor manera de respetar a los demás mientras se conversa en la mesa es no alzar la voz por encima de los demás. Tanto en nuestra casa como en la de nuestros amigos o en un restaurante, este hecho puede molestar al resto. Hablar en un tono moderado. Si queremos conversar con alguien situado en el otro extremo de la mesa y para eso tenemos que gritar por encima de la media, mejor no hacerlo. Esperamos a la sobremesa, cuando el ambiente es más distendido.
Otra de las cosas que hacemos intencionadamente es la de preguntar o iniciar una conversación con otra persona cuando ésta se está llevando el alimento a la boca o la tiene llena. Antes de ser inoportunos, asegurarnos de que no le hacemos pasar un momento incómodo.
Está de más recordar que no se hace ruido mientras masticamos ni sorbemos líquidos y que en la mesa está prohibido rascarse, estirarse o cualquier otro gesto poco ortodoxo. Acordarse de las palabras “por favor”, cuando pedimos algo, y “gracias” cuando lo recibimos.
Si nos tenemos que ausentar de la mesa que sea por razones de primer necesidad y siempre pidiendo las excusas pertinentes.