Congelar es una forma excelente de no desperdiciar la comida y poder consumirla más adelante.
La congelación es el método más usual de conservación de alimentos que existe, porque cuando el agua se convierte en hielo impide que se den las reacciones químicas y bioquímicas que provocan que la comida se deteriore.
Os dejamos algunos ejemplos de alimentos que se pueden congelar:
- Verduras: para que no pierdan las propiedades, lo mejor es escaldarlas antes de meterlas al congelador.
- Pan: para conservarlo mejor deberá guardarse dentro de una bolsa para congelar alimentos.
- Patatas fritas de bolsa: a la hora de descongelarla, en solo unos minutos fuera del congelador estará perfecta.
- Harina
- Arroz y pasta: pero cocidos con antelación.
- Frutas: lávalas muy bien con agua fría antes de guardarlas.
- Galletas caseras: aprovecha a hacer una hornada más y congélalas para que puedas consumirlas en otra ocasión.
- Leche: para ello puedes utilizar una botella de plástico, pero ¡ojo! no la llenes entera, sino puede explotar.
- Huevos: no se pueden congelar enteros y crudos. Lo ideal es hacerlo batidos o bien separando las yemas de las claras.
Hay algunos alimentos que no está recomendado congelar como son las salsas que lleven huevo, el ketchup, la lechuga y las hierbas, y algunas hortalizas como es el caso del pepino o los tomates.
Es importante que la descongelación se haga de forma lenta y en frío, es decir, en el frigorífico.